SIRENAS Y TRITONES la humanidad marina



"La bestia medía metro y medio de largo y su cabeza parecía la de un perro, con unas orejas erectas y puntiagudas, a ambos lados de sus labios colgaban unos pelos con bigotes. Sus ojos eran grandes y su cuerpo redondo y grueso, haciéndose más delgado hacia la cola. Estaba totalmente cubierto de pelo, gris en el lomo y castaño en el vientre, carecía de aletas delanteras y su cola se dividía en dos partes, siendo mayor la superior".

Esta es la descripción que un naturalista del siglo XVIII, Georg Wilhem Steller, realizó de un animal acuático desconocido que, a falta de un nombre mejor, fue bautizado como mono de mar; un ser que la ciencia no ha podido catalogar pero que podría estar detrás de los muchos avistamientos de seres que parecen mitad hombre y mitad pez. El encuentro ocurrió hace más de dos siglos, el 10 de agosto de 1741, en las frías aguas del golfo de Alaska, cerca de las islas la Aleutianas, y toda su tripulación del buque Saint Peter pudo ver las evoluciones del insólito ser. ¿Se trato de una simple fabulación, un engaño fruto de la imaginación de un lobo de mar?. Resulta difícil de creer, sobre todo teniendo encuenta que Steller fue un reconocido naturalista, el primer Europeo en pisar suelo de Alaska y también en describir las especies de león marino, vaca marina y grajo que lleva su nombre. Steller tuvo la convicción de lo que el y su tripulación había visto era una especie de simio adaptada a la vida marina. algo que puede repugnar la lógica de los zoólogos, pero que no era ninguna novedad, pues el ser que describió es muy similar a otro llamado simia marina, representado en la obra de Konrad Gesner Historia Animalium (1515), donde aparece una bestia cartilaginosa, hallada en el mar rojo, que estaba dotada de brazos similares a los de un antropoide, pero con la típica cola de un pez. Un ser que, al igual que el mono de mar de Steller, podría corresponder perfectamente a la típica imagen de una sirena, si se la despoja de su legendaria belleza y sus cabellos ondulantes.Poco después de la media noche del 3 de enero de 1957, un marinero que viajaba en una balsa construida por el aventurero Eroc de Bisschop, quien navegaba entre Thaiti y Chile con la pretensión de demostrar que los polinesios podían haber llegado a Sudamérica, escucho un inesperado sonido, como si un gran pez hubiese saltado a la cubierta. Rápidamente fue a ver de qué se trataba y se encontró con un extraño ser que se mantenía erguido sobre la cola de pez y tenía sobre su cabeza un cabello formado por finisimas algas. Aunque muy alarmado, el marinero se atrevió a tocar a la criatura, que rápidamente salto hacía el mar, golpeándole y derribándole en su camino.

¿Se trato de la aparición de una sirena o fue uno de esos simios de mar descritos por Steller y Gesner?. Lo cierto es que el testigo quedo muy impresionado por el suceso, pero también con un recuerdo físico de su insólito encuentro, ya que a la mañana siguiente encontraron en la parte de sus cuerpo que había sido golpeado por la criatura unas escamas similares a las de los peces. Cuatro años después, en 1961, la oficina de turismo de la isla de Man ofreció un premio a quien pudiese capturar a uno de estos fantásticos seres.
El premio quedo desierto, pero varios isleños aseguraron haber visto, estas criaturas, unas sirenas con el cabello pelirrojo. Para muchos se trató de una manera para promocionar el turismo. Las Viejas leyendas de las sirenas. los escépticos, no tienen otra explicación que la mala observación de un manatí. Pero un trabajo publicado ese mismo año por Gwen Benwell y Arthur Waugh arrojo un jarro de agua fría, estos investigadores recogieron un total de 70 apariciones modernas de hombres y mujeres acuáticos en todas partes del mundo y determinaron que 52 de ellas, habían ocurrido en lugares alejados del hábitat natural del manatí. Los testimonios de apariciones de sirenas provienen en su totalidad de los océanos, especialmente de las zonas frías. En 1908, el capitán Henry Houdson exploraba un paso hacia el océano Pacífico por los mares árticos cuando dos de sus oficiales aseguraron haber visto un extraño ser cuya mitad superior era la de una mujer de piel muy blanca y larga cabellera negra, pero que tenía una cola muy similar a la de un delfín. James Weddell , explorador de la Antártida, publicó en 1827 un libro sobre sus descubrimientos, donde relata que uno de sus hombres le había asegurado haber visto y escuchado una criatura acuática de forma humana.

En las islas británicas han ocurrido apariciones y han podido ser observadas durante varias horas, como ocurrió en 1833, cuando seis pescadores que se encontraba cerca de la isla de Yell aseguraron haber pescado una pequeña sirena y haberla tenido a bordo durante tres horas, la criatura mediasesenta centímetros de largo y en su cabeza tenía unas duras cerdas que se podían erizar a voluntad. No ofreció resistencia, pero la pobre criatura gemía lastimosamente por lo que los marineros, temiendo que pudiera ocurrirles alguna desgracia por tener en la barca al extraño ser, optaron por liberarla. Algunos investigadores piensan que es una especie humanoide primitiva que se adapto a la vida acuática, esta hipótesis fue presentada por el francés Benoit de Maillet. La ciencia afirma que la constitución de estos seres, considerados imaginarios, es imposible. Pero, como en tantas otras ocasiones, la comunidad científica podría estar equivocada. De hecho la realidad se encarga de rebatirla porque son muchos los testimonios de quienes han visto y descrito a estos seres moradores de las aguas. Antes de contestar tan espinosa cuestión conviene recordar que personajes tan ilustres como Homero, Platón, Alejandro Magno, Plinio el Viejo,Cristóbal Colón, Paracelso o el capitán Hudson vieron o hablaron de estas entidades, e incluso destacadas figuras de la Iglesia hicieron referencia a ellas. Un único ser de torso ,cabeza y brazos humanos y cola de pez. Así han descrito los testigos a esos minúsculos seres que han llamado sicklonkis o simonkis, "provenientes del reino de las burbujas" o los Bubleland o "niños del agua".Tal vez alguna vez en la prensa miró algún anuncio ofreciendo una misteriosa sustancia, que al ser vertida en el agua, produce el nacimiento de esos extranísimos seres. Gustavo E. Plinia, investigador de estos seres, estudió cuidadosamente estas criaturas acuáticas averiguando que proceden del huevo de artemia marina, un pequeño crustáceo de agua salada cuya cría es alimentada después de manera especial y secreta. De hecho aparecen tradiciones de hombres-pez en muy distintas civilizaciones. Por ejemplo en Babilonia existía la creencia de que todo el saber les fue enseñado por Oannes, un hombre-pez. Los babilonios solamente disponían de una estrecha salida al mar Eritreo, que era conocido como "la mansión de la sabiduría" porque según se decía,en tiempos remotos surgió de sus aguas aquel ser, de cabeza humana, cuerpo escamoso y fuertes brazos, cuya inteligencia era extraordinaria.

En Galicia se creía en la existencia de seres marinos en sus playas, que constituían un linaje de hombres-pez ,llamados "mariños"descendientes de los tritones. A este tema se refiere el padre Torquemada en su obra Jardín de las flores curiosas. Y es que de las sirenas se viene hablando desde la más remota antigüedad. De hecho entre las muchas creencias nacidas del misterio de océano y de las aguas en general, no parece haber ninguna tan extendida y persistente por el mundo. La Biblia habla por ejemplo de los dioses con cola de pez adorado por los filisteos y babilonios, y aparecen sirenas en las monedas fenicias y corintias. Asimismo, son innumerables los personajes mitológicos que se mencionan en los antiguos escritos helenos y que participan de la doble condición de hombre y pez. El mito griego dice en una de sus versiones, que las sirenas, nacieron de la sangre del el dios de los ríos, Aqueloo, hijo de Tetis y de Océano, cuando Heracles le rompió uno de sus cuernos de toro. Pero otra versión también de origen heleno, se nos dice que viene de la relación de ese dios con varias musas. La mitología cita dos tríadas de sirenas: las sirenas homéricas eran Telxiepia, Agláope -de la voz maravillosa- y Pisínoe, la deslumbrante. La otra tríada,del sur de Italia,la componían, Parténope, la casta; Leucosia, la diosa blanca y Ligia la de la voz aguda. Cuando los barcos se acercaban a las rocas de las costas y naufragaban, las sirenas devoraban a sus tripulantes. Entre los esquimales se han encontrado figuras con cabeza de mujer, así como en países escandinavos en el Próximo Oriente, donde aparece una divinidad marina pisciforme. Se dice que las sirenas se distinguen por su belleza, aunque ésta sea algo fría. Que sus cabellos son largos y rubios, sus ojos grandes y verde o verde-azulado y que tienen los dientes muy blancos: también se afirma que las sirenas-niñas son muy lindas.

EL ATAUD DE LA SIRENA
En 1830 en la población de Bencula, en las islas Hebridas, varios pobladores vieron un día en la playa a un ser con forma de mujer en miniatura, que parecía jugar tranquilamente. Intentaron capturarla pero ella se escapo, aunque no pudo evitar ser alcanzada por la pedrada que le lanzo un niño. Pocos días después apareció muerta en la playa. Según los isleños que examinaron sus restos, la parte superior de su cuerpo tenia el tamaño de una niña de 3 años aunque con senos grandes. Su cabello era largo y negro, y su piel blanca. La parte inferior de este cadáver era similar a la de un salmón pero sin escamas. El sorprendente espectáculo atrajo a los vecinos y también la jefe de policía del distrito, Doncan Shaw, quien ordeno amortajarla y enterrarla en un ataúd, que en los años siguientes, ha sido buscado por muchos sin éxito.




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