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Esta página esta dedicada especialmente para los buenos escritores que comparten con nosotros su talento e imaginación sutil. 

Luis Arturo Hernández

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D.F.
México 


Crónicas y Leyendas

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FOTOGRAFIA
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ASESORIA DE HISTORIAS VIVAS QUE DATAN DE HACE MAS DE 75 AÑOS
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CRÓNICAS Y LEYENDAS
es una publicación del Colectivo Memoria y Vida Cotidiana, A.C.
Rep. del Salvador 3-301 Col. Centro C.P. 06000. Tel.: 512 99 53

TOMO DUODECIMO
Impreso del 26 de Septiembre del año de Dios de 1997

ArthurBoy 

EL INTRUSO

Foja #5 (cinco)
Roberto pensó en su esposa y en Sonia, aferrándose a su recuerdo para no perderse en la atmósfera de horror que se había posesionado de cada rincón de la casa.
¿De dónde procedía ese ser? ¿Qué buscaba? ¿Qué fuerza maligna lo alentaba? ¿Había invadido de pronto la casa o habitaba en ella desde siempre? Lo único que pudo pensar Roberto fue que se trataba de un puro rencor.
Quizá serían las tres de la madrugada cuando el hombre se puso en movimiento, golpeó todo lo que encontró a su paso y aulló por todos los rincones de la casa. Volvió a abrir y a cerrar de golpe las puertas de las habitaciones y empezó a correr por el piso el agua de las llaves abiertas del baño, zotehuela y cocina; un agua obscura que escurría, se encharcaba y goteaba entre las fisuras de los plafones.
Hubo un instante de silencio que precedió a los minutos de mayor terror, cuando el hombre bajó la escalera con ese mismo jadeo dificultoso para pasar de un lado a otro de la sala y dirigir sus pisadas justo a donde se encontraba Roberto, acurrucado y entumecido, apenas atreviéndose a respirar y oponiendo una terca resistencia a dejarse vencer por ese vivo horror que se encontraba a una minúscula distancia de donde él se encontraba. Con el rabillo del ojo miró el sitio donde estaba o debería de estar el hombre y solamente pudo observar el cuadro de luz que la ventana proyectaba sobre el piso. ¡Pero la cosa estaba allí, lo percibía y lo sentía en la piel, y todos sus sentidos le gritaban que aquello estaba allí, a unos milímetros de tocarlo. Escuchó y sintió su respiración encima de él, y mordió sus labios para no gritar presa del pavor!.




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