Luis Arturo Hernández![]() ![]() DIRECTORIO JERMAN ARGUETA Director General FLORINA PIÑA CANCINO Coordinadora Editorial JUANA ARACELI ORDAZ "EL ANIMA SOLA" Diseño Gráfico CONCEPTO Y REALIZACION CONSEJO EDITORIAL Víctor Manuel Granados, Cecilia Colón, Lydia Santiago García. CORRECCION DE PRUEBAS David Elías Briseño FOTOGRAFIA Francisco Enríquez Muñoz ASESORIA EN HISTORIA Livia Fernández Lagos CRÓNICAS Y LEYENDAS es una publicación del Colectivo Memoria y Vida Cotidiana, A.C. Rep. del Salvador 3-301 Col. Centro C.P. 06000. Tel.: 512 99 53 TOMO DECIMO NOVENO Impreso en el mes de Julio del año de Dios de 1998 |
VIVIANAViviana dirigió su mirada hacia un grupo de muchachas que conversaban al fondo: vestidas con ropa ajustada y con una actitud de seguridad y aplomo que sólo pueden tener las de cuerpo delgado. Ella, en cambio, pesaba 89 kilos. Nada era suficiente para cubrir esos olanes de piel cayendo uno sobre otro, pechos flácidos entregados a la gravedad sin ofrecer resistencia, un sexo oculto debajo de un abdomen voluminoso. ¿Cómo podía disimular su peso si medía un metro con sesenta centímetros? Sabía que ayudaba la ropa estampada de rayas verticales, zapatos altos... e, invariablemente, así se vestía. Aunque quería adelgazar, tenía una débil voluntad para lograrlo: siempre le ganaba la gula de comer golosinas, acostumbraba romper las dietas y odiaba el ejercicio. A su lado, dos trajeaditos de ojos especialmente burlones, comentaban entre sí: - Esa gordita debería hacerse la liposucción, ¿no crees? - Si... debería, porque ocupa doble espacio. Carcajadas Al escuchar el comentario, Viviana observó fijamente, con una completa desolación de ánimo, hacia la mujer de medias perfectas que exhibía con orgullo un bikini rojo en un anuncio de Diet-Coke. "Esos dos no se burlaría de mí si yo estuviera así de buena, como esa fulana. Pero no. Soy gorda fea de veinticinco años", reflexionó suspirando. Recargó después la cabeza en el vidrio de las puertas. La luz verde fluorecente teñía cadavéricamente sus facciones, haciendo resaltar sus angulosos pómulos. "Pero si yo estuviera así, otra cosa sería..." murmuró entre dientes. "¿A qué hombre le gustaría tener una novia gorda y chaparra?". De un enfrenón se detuvo el tren. Viviana aferró sus dedos a un tubo metálico. Sus labios se convirtieron en una tensa línea recta. "Nada más esto me faltaba... ¡Avanza, porquería del demonio! Avanza, que llego tarde." ![]() ![]() ![]() |