H o l a . . . !! Esta página esta dedicada especialmente para los buenos escritores que comparten con nosotros su talento e imaginación sutil.

Luis Arturo Hernández

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CRÓNICAS Y LEYENDAS
es una publicación del Colectivo Memoria y Vida Cotidiana, A.C.
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A r t h u r B o y

DOÑA PACHITA, LA DEL CUARTO

Foja #2 (dos)
un cuarto pequeñito de cinco por cuatro metros, con sala, cocina, un camastro de latón dorado, los muros tapizados de fotografías y una ventana de cristal emplomado por donde entraba el sol poniente. Parecía una casita de muñecas. Pasen, muchachitos. ¿Han sacado buenas calificaciones en la escuela? ¿Quieren un dulcecito de leche? Porque doña Pachita hacía unos dulces de leche en cuadritos que se deshacían de sabrosos en la boca. El único problema con doña Pachita era que entremezclaba recuerdos y con frecuencia confundía el nombre de las personas.
A Maribel (hija de doña Rosa, la del 3), le llamaba Pilarica y a la Pilarica la llamaba Maribel. Al Pilón le decía Felipe y a Felipe lo confundía con El Poco Pelo. La Maribel cuando le hacía el mandado, se compraba chocolates, paletas de dulce y regresaba apenas con medio kilo de azúcar, medio kilo de tomate y un manojito de cilantro, además de quedarse con el cambio.
Entre esas rarezas que tenía doña Pachita, era levantarse a media noche para dedicarse a lavar y ponerse a secar la ropa a la luz de la luna. ¡Ahí está esa bendita señora otra vez lavando a deshoras de la noche!, refunfuñaban quienes debían levantarse de madrugada. Y mi mamá era de las acomedidas que se levantaban de la cama para ir a recordarle a doña Pachita que era de noche y que no tenía por qué lavar la ropa de sus hijos porque ellos tenían años de haberla dejado. Regrese a su cama, mire que va a pescar una pulmonía, le decía alguna de las señoras. ¡Ay hijita!, yo creí que estaba a punto de amanecer y los recuerdos me despertaron. Con esto de que los niños tienen que ir temprano a la escuela. ¿Qué estaba haciendo yo hijita?